Menumentos Mexafísicos / Año 3

El Castillo de los Duendes es sin duda uno de los edificios más fantasiosos que tiene Oaxaca y posiblemente México, y aunque me hubiera gustado que se tratara de un relato sobrenatural o de horror, la verdad es que resulta una historia bastante sencilla, aunque no por eso le resta un gramo de surrealismo al paisaje del Valle de Etla. Yo caí enfermo el día que planeaba visitarlo, pero espero pronto ir la bella Oaxaca para intentar conocer el castillo. Con un poquito de suerte me lo permiten y podré compartírselos.

Le agradezco a Erick Daniel Cruz Mendoza el relato que me compartió sobre el Caldo de Piedra, pues no se limitó a una descripción del mismo, sino que además lo contextualizó apoyado de antecedentes y conclusiones que lo hicieron por demás entretenido. Desconocía por completo esa tradición, que además amplía mi búsqueda a conceptos culinarios que hasta el momento tenía fuera del radar y creo que podrían ser muy interesantes.

Mi amigo Micro, me pasó un link que hablaba sobre este paraje aparentemente maldito, se trata de un tramo carretero en el que suceden accidentes con frecuencia, y aunque es común que muchos estados cuenten con sitios similares (como la Curva del Diablo de Quintana Roo, que ya retratamos aquí), el paraje de Pepe y Lolita resalta por lo aparatoso y mórbido de su primer incidente. Aunque la historia de los niños que le dan nombre al paraje resultó irrelevante para este relato, siempre resulta interesante cómo el imaginario colectivo atribuye siempre razones sobrenaturales a hechos y situaciones que escapan a la razón de la coincidencia y tendemos a crear historias y maldecir espacios como casas abandonadas, hospitales, o en este caso, el Paraje de Pepe y Lolita.